La necesidad de financiamiento es una de las motivaciones que más problemas puede generar al empresario. El deseo de obtener liquidez puede deberse a diversos motivos: mantener los activos de la compañía, sanear las cuentas, aumentar la inversión, mejorar maquinaria, luchar contra la competencia, etc.
Antes las sociedades estaban obligadas a utilizar su propio patrimonio o a apoyarse en los bancos y en métodos de financiación más clásicos. Por ejemplo, las líneas de crédito o los préstamos.
Frente a la necesidad de mejorar la liquidez de las empresas, han surgido nuevas herramientas que pueden ser muy útiles para alcanzar los objetivos y optimizar la gestión financiera. Una de ellas es el factoring financiero. ¿Sabes en qué consiste y cuáles son sus implicaciones?
Sigue leyendo y en menos de cinco minutos te explicamos cómo funciona el factoring financiero en España.
¿Qué es el factoring financiero?
El factoring financiero es una forma de obtener financiación mediante las propias facturas de la empresa. Esto es un método muy interesante ya que a veces las empresas tienen problemas para poder cobrarlas o, al menos, el proceso hasta convertirlas en dinero se alarga demasiado en el tiempo.
En resumidas cuentas, el factoring es una operación financiera mediante la cual una entidad cede sus facturas al banco (que será quien las cobre). Como contraprestación, la empresa recibirá el importe que le corresponde por las facturas menos una comisión.
Por tanto, su principal ventaja es obtener liquidez en el corto plazo y evitarse los problemas que puede acarrear el cobro. Además, algunas entidades financieras ofrecen servicios complementarios como asesoramiento comercial.
Ejemplo de factoring financiero
Esta vía de financiación es más entendible mediante ejemplos. Un caso muy común sería el siguiente:
Una empresa emite una factura por 10.000 euros a su cliente con un plazo de pago de 60 días. La sociedad necesita financiamiento para seguir operando, por lo que decide acudir a un banco y apoyarse en el factoring financiero.
La entidad bancaria le adelanta a la empresa, por ejemplo, el 80 % del valor de la factura. Es decir, 8.000 euros. Cuando el cliente paga la factura, el factor deduce su comisión por sus servicios y devuelve a la compañía el saldo restante, que en este caso serían 1.000 euros.
En definitiva, la empresa obtiene liquidez gracias a un adelanto y a cambio renuncia a un porcentaje del dinero debido a las comisiones.
¿Quién paga el factoring?
Debido a la metodología, el orden habitual de pagadores sufre alguna variación. El principal es que la empresa ya no cobra las facturas, sino que estas son cedidas al banco. Por tanto, será el banco quien se encargue de su cobro y también de las comisiones correspondientes.
También hay que tener en cuenta que, en algunos casos, la comisión puede incluir una tasa de interés y una tarifa por la gestión del cobro de las facturas.
¿Cuáles son los tipos de factoring?
Depende del acuerdo al que se llegue, existen diferentes tipos de factoring financiero en España:
- Sin recurso: el riesgo de impago es asumido totalmente por la entidad financiera. Es la modalidad más común.
- Con recurso: la empresa que contrata el factoring asume los riesgos de impago de la factura.
- Sin notificación: el deudor no sabe que ha habido una cesión de la factura y, por ello, sigue realizando el pago a la empresa.
- Con notificación: el deudor es avisado de la cesión de la factura y deberá realizar el pago en los términos y condiciones que se hayan acordado.
Independientemente de la modalidad contratada, el factoring puede ser «de agencia». Es decir, la empresa se convierte en agente de cobro por parte del banco. Es decir, la compañía tiene que cobrar la factura y remitir a la entidad financiera el dinero que vaya recibiendo de los deudores.
¿Qué ventaja tiene el factoring?
La gran ventaja que se obtiene al contratarlo es que convierte de forma inmediata las facturas en operaciones al contado. Es decir, permite que entre dinero a la compañía y poder utilizarlo como se estime oportuno. Gracias a ello es posible utilizar el líquido que haya en caja para pagar los compromisos que tenga la compañía o aumentar la inversión.
Por otra parte, es una forma de obtener liquidez sin tener que endeudarse. Además, para contratar el factoring, el banco hará una investigación de la situación de la empresa por lo que también servirá como termómetro del estado de la compañía.
Riesgos del factoring
A pesar de sus beneficios, el factoring financiero también conlleva ciertos riesgos para las empresas que lo utilizan. Uno de los más importantes es que la empresa puede perder el control del cobro de sus facturas.
Por otra parte, puede tener un impacto negativo en la relación entre la empresa y sus clientes. Si la entidad financiera cobra de manera agresiva a los clientes de la empresa, esto puede afectar negativamente a la relación comercial.
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