Muchos empresarios os fijáis como objetivo diversificar vuestra cartera y os lanzáis a la búsqueda de nuevos vehículos de inversión. Uno de los más conocidos y polémicos son las SICAV.
Las SICAV (Sociedad de Inversión de Capital Variable) son un instrumento de inversión que combina características de un fondo y de una sociedad anónima. La característica que más llama la atención es la baja tributación a la que están ligadas, pero todavía hay muchos empresarios que desconocen su funcionamiento. Además, debes conocer que en 2021 la ley que las regula sufrió varios cambios.
Sigue leyendo y en menos de cinco minutos te explicaremos cuáles son sus principales características, tributación y las ventajas que la convierten en una opción interesante para diversificar tu cartera.
¿Qué es una SICAV y cómo funciona en el mercado financiero?
Las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV) son un producto de inversión colectiva que operan en diversos países. Por ejemplo, en España existen desde 1983 cuando el gobierno de Felipe González creó esta figura, para intentar evitar la fuga de capitales. ¿Cómo? Principalmente ofreciéndoles unas condiciones de tributación favorables.
Estas sociedades permiten a los inversores minoristas y a los grandes patrimonios invertir en una amplia gama de activos financieros, con una gestión profesional y diversificada. Además, las SICAV pueden ser comercializadas en mercados secundarios y tener una estructura de capital variable, lo que significa que el capital social de la sociedad puede aumentar o disminuir en función de las suscripciones y reembolsos de los inversores.
En España, las SICAV son gestionadas por entidades autorizadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y están reguladas por la Ley de Instituciones de Inversión Colectiva (LIIC). Según la ley, las SICAV deben tener un capital social mínimo de 2,4 millones de euros. Sin embargo, esta limitación no se aplica a las SICAV que se registran en paraísos fiscales, lo que ha generado críticas por parte de algunos sectores que consideran que esto fomenta la opacidad y la evasión fiscal.
La forma jurídica de la SICAV es la de Sociedad Anónima, por lo que sus miembros forman parte de la Junta General y deben tener unos estatutos. Se denominan de Capital Variable porque son sociedades abiertas. Es decir, sus acciones cotizan en bolsa en el MAB (Mercado Alternativo Bursátil), por lo que sus accionistas pueden eliminar o crear acciones con mucha mayor flexibilidad y sin reformar los estatutos.
¿Cómo se puede invertir en una SICAV y cuáles son los requisitos necesarios?
Desde el endurecimiento de la ley, los requisitos para formar una SICAV han cambiado. Si quieres beneficiarte de tributar al 1 % debes asegurarte de que se cumplen estas circunstancias:
- El número mínimo de inversores es 100.
- El capital mínimo para formar una SICAV son 2,4 millones de euros.
- Cada socio debe aportar un mínimo de inversión de 2.500 euros.
- El número mínimo de accionistas debe mantenerse, al menos, durante el 75 % del periodo impositivo.
La consecuencia del endurecimiento de la ley para constituirse como SICAV ha sido la desaparición del 80 % de las sociedades de este tipo.
¿Cuáles son las ventajas de invertir en una SICAV en comparación con otras formas de inversión?
Las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV) ofrecen una serie de ventajas a sus accionistas. A continuación, se describen algunos de los beneficios más relevantes:
- Diversificar la cartera: permiten invertir en una amplia gama de activos financieros, lo que permite diversificar la cartera de inversión y reducir el riesgo de pérdidas.
- Accesibles: está disponible para un amplio espectro de inversores, desde pequeños ahorradores hasta grandes patrimonios. Aunque el número ha disminuido, es accesible a través de diferentes canales como bancos, gestoras de fondos o plataformas de inversión en línea.
- Liquidez: permiten la compra y venta de acciones en cualquier momento a través de los mercados secundarios. Es decir, facilita a los inversores recuperar dinero en cualquier momento, lo que les da flexibilidad y control sobre su cartera de inversión.
- Fiscalidad: los beneficios obtenidos por la sociedad se gravan con un tipo impositivo del 1 %, en lugar del 25 % que se aplica a las empresas ordinarias. Los accionistas sí que deben tributar por la ganancia patrimonial, pero mientras esté dentro de la sociedad pueden posponerlo indefinidamente.
- Gestión: son gestionadas por entidades autorizadas y reguladas por las autoridades financieras, lo que garantiza una gestión profesional y rigurosa de los activos financieros.
No obstante las SICAV también tiene una serie de inconvenientes. Pese a las ventajas que ofrecen, el número de sociedades de este tipo que se disuelven aumentan y en los últimos años solo 6 de cada 10 han conseguido rentabilidad. Además, como los fondos de inversión, suponen un riesgo y este se ve acrecentado si la gestión es mala.
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