El EBITDA se ha convertido en uno de los indicadores de referencia para valorar empresas. Esto se debe a su versatilidad y a la facilidad de aplicación.
Es cierto que calcular el beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones es útil como referencia pero jamás debe ser lo único que utilices para valorar una entidad.
Uno de los inversores más reconocidos de la historia, Warren Buffett, o su socio Charlie Munger dedicaron años a intentar explicar por qué el EBITDA jamás debe ser el principal indicador financiero que tengas en cuenta.
El EBITDA puede engañarte
Cuando la propia CNMV advierte de que no debemos abusar de este indicador, ya deberíamos sospechar.
No existe un criterio claro para calcular el EBITDA de una empresa por lo que es muy fácil de manipular. Es decir, al no haber una normativa contable al respecto, cada entidad puede incluir unos aspectos u otros según les convenga.
Fiarse del EBITDA para valorar una empresa es una forma genial de perder dinero porque, por ejemplo, no tiene en cuenta los gastos de capital (CAPEX).
De la misma manera, tampoco tiene en cuenta impuestos, cantidad de facturas que quedan por cobrar, gastos fijos, etc. Una empresa puede presentar un EBITDA positivo pero estar al borde de la quiebra.
¿Qué dicen los expertos sobre el EBITDA?
“El EBITDA es un completo disparate. Mirar una cifra que no tiene en cuenta las necesidades de efectivo es una locura y ha sido utilizado por un montón de personas”, estas son declaraciones de Warren Buffett, uno de los inversores más reconocidos y director ejecutivo de Berkshire Hathaway.
Pero no es el único que ha criticado su uso. Charlie Munger, el que era su mano derecha durante muchos años, también es reacio al EBITDA: “Hace que los números parezcan más grandes de lo que son en realidad. Es un engaño. Interesa a Wall Street ya que resulta en mayores niveles de endeudamiento y mayores valoraciones”.
No es la única vez que Buffett se ha opuesto al EBITDA. Conforme pasaban los años, sus críticas han sido más duras:
“La idea de abusar de una medida que sabes que no tiene sentido y luego razonar sobre esa falsa suposición no es un ejercicio intelectual creíble. Por eso todo el mundo habla sobre tonterías”.
Ejemplo real de mal uso del EBITDA
Entre las empresas españolas es muy común utilizar este indicador financiero. Por ejemplo, en el informe de resultados de Iberdrola, se citó en 68 ocasiones. ¿Esto tiene sentido? No.
En 2014 Abengoa presentó el mejor dato de EBITDA en toda su historia. Sin embargo, unos meses después entró en concurso de acreedores.
Esto es posible porque el EBITDA sí que tiene en cuenta los más de 7.200 millones que ingresó la multinacional española. En cambio, no muestra una deuda con los proveedores de 5.500 millones de euros (la mayoría a corto plazo), otra deuda de 10.000 millones a largo plazo con entidades bancarias y más de 2.100 millones pendientes de cobro en ese ejercicio.
¿Podemos fiarnos de un indicador financiero alternativo sin criterio contable, manipulable y que puede ocultar que una empresa está al borde de la quiebra?
El EBITDA no es suficiente por sí mismo
Lo que debe quedar claro es que el EBITDA puede ser práctico para presentaciones, facilitar la información a inversores o para un primer vistazo de la empresa, pero jamás es suficiente por sí mismo.
Debes conocer el CAPEX, el flujo de efectivo, el beneficio neto, cuál es la estructura del capital, hacer un análisis de la deuda, etc.
Además, si lo que quieres es aumentar el valor de tu empresa, que sea escalable y atraer a inversores, hay un término mucho más importante…
La solución de Warren Buffett
El empresario estadounidense no se ha limitado a criticar el EBITDA, también nos ha regalado una solución al problema.
Para Buffett, si lo que quieres es aumentar el valor de tu empresa, diferenciarte de tu competencia y hacerla más atractiva a inversores debes trabajar el Moat. ¿Qué es?
El Moat es cualquier ventaja competitiva que creas respecto a tus competidores y que les suponga una barrera para comerte terreno.
Según la filosofía de inversión de Buffett, el Moat es el factor más importante a la hora de invertir porque garantiza el crecimiento a largo plazo y, por tanto, unos rendimientos duraderos.
¿Cómo trabajar el Moat?
Existen varios puntos que debes trabajar para profundizar tu Moat:
- Mejorar los costes operativos: los costos más bajos suelen traducirse en ofrecer un servicio a un precio inferior que tus competidores.
- Aumentar el coste de sustitución: hay servicios que por sus utilidades o por cómo se complementan con otros productos, son casi imposibles de abandonar. Esta es la estrategia de Adobe o Apple.
- Efecto llamada: un servicio se vuelve más valioso cuanto más gente lo utiliza y eso hace difícil que aparezca competencia. Esto se ve muy claramente con las redes sociales, META o Whatsapp.
- Protección normativa: es lo más relevante en industrias focalizadas en I+D, por ejemplo farmacéuticas. Ahí, la protección legal será clave.
- El valor de la marca: asociar tu producto a unos valores, un tipo de servicio o estatus. Es decir, la gente no paga por el producto en sí, sino por lo que se percibe socialmente.
Por todo esto, es vital que para atraer nuevos inversores no te confíes por tener un EBITDA positivo o creas que tu propósito debe ser aumentarlo. El camino correcto es aumentar la escalabilidad de tu empresa y crear algo único.